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martes, 16 de septiembre de 2014

Crear buenos profesionales

Crear buenos profesionales
Hoy día, a pesar del extraordinario trasvase de profesionales que hay en el mercado laboral, donde personas sumamente especializadas han tenido que asumir tareas muy por debajo de su capacidad o conocimientos, los empresarios siguen hablando de que falta crear buenos profesionales, donde no se mide el curriculums sino mayor compromiso con las tareas.

Sin embargo, hablamos poco de la falta de voluntad de las empresas para mover sus ideas corporativas en función de su capital humano. Parece natural reclamar compromisos por encima de lo habitual a un trabajador, incluso exigiéndole un rendimiento a ciegas, sin proporcionarle la debida formación, pero prácticamente sin disposición de las empresas a favorecer la potencialidad de sus trabajadores.

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Por lo tanto, si existe la necesidad de que el rendimiento supere incluso lo normal, es lógico concentrarse en crear un ambiente favorable para el talento o los conocimientos del capital humano. Para que esto sea posible, observo, al menos, tres puntos importantes a tener en cuenta:

1.- Fomentar la adaptación del profesional a las tareas a partir de un apoyo práctico y de una formación específica. Es verdad que en muchos casos estamos hablando de profesionales sumamente preparados en otras áreas laborales, por lo que se les supone mayor facilidad de asimilación del proceso o mejor predisposición al esfuerzo, pero si no reciben las herramientas adecuadas y específicas del área donde trabajan, no podrán ofrecer el rendimiento que se les supone. 

2.- Adaptar los recursos a las habilidades del trabajador. Este punto suele crear cierta reticencia en los empresarios, porque parten de la idea de que corresponde a la empresa, ya que es la contratista, decidir qué y cómo deben desarrollarse las tareas. Pero, admitir cambios mínimos para que el trabajador pueda aprovechar mejor sus conocimientos, habilidades, experiencias, lleva al mismo lugar donde se pretende ir: excelencia de resultados. Por lo tanto, realizar este cambio mínimo y favorecer la convivencia del trabajador con sus tareas, seguramente parecerá inicialmente un retroceso, pero una vez se logre acoplar la capacidad a las fuentes de las acciones, el resultado llegará seguro. 

3.- Fomentar el acercamiento de las personas a las fuentes de las tomas de decisiones. No significa obligar a los empelados a participar en las reuniones de dirección, sino otorgarles la posibilidad de aportar ideas para mejorar sus prestaciones, y que esas ideas tengan una influencia real en el ejercicio de las tareas. Ser inflexible y exigir demasiado no es el mejor modo de aumentar el rendimiento, sino una forma de limitar la capacidad del trabajador, sus ideas, su creatividad, que una vez rechazadas por la empresa, desaparecerán del escenario de posibilidades en el futuro.

Por todo esto, y aunque hemos hablados muchas veces de este problema, es importante insistir en que si se estable un terreno común donde sobrevivan en armonía el empresario y el trabajador, donde las ideas surjan a partes iguales, los compromisos tengan el mismo peso y eficacia, el resultado llegará gradualmente, cada vez mejor.

imagen: @morguefile
 
 
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