sábado, 8 de julio de 2017

FIJAR OBJETIVOS, Interés Productivo

Fijar objetivos claros para argumentar una idea o acometer una acción es como definir el ADN del producto, estableciendo las normas formales por donde trascurrirá su evolución. En pequeña escala, el ser humano no emprende ninguna actividad sin haber determinado antes una estrategia de actuación. Nuestro automatismo emocional ante un emprendimiento se fundamenta en el análisis espontáneo del coste-resultado, si bien no somos capaces de percibirlo racionalmente. En el momento de enfrentarse a cualquier acción, la mente realiza un rápido análisis de lo que vamos a hacer, cómo lo vamos hacer y los posibles resultados. Aunque prácticamente nunca reparamos en el alcance conceptual de la estrategia de cumplir los objetivos, si analizamos cualquier evento, por ejemplo salir a caminar al final de la tarde, nos daremos cuenta de que antes de emprender la marcha hemos establecido un mapa de causa-efecto para llevarla a cabo, pensando cuánto tiempo estaremos entregados a la actividad, qué distancia recorreremos, cómo iremos vestidos, qué buscamos...