¿Significa lo mismo tener talento que tener
habilidad? Esta pregunta la formulan muchos, aunque pocos aciertan con la
respuesta. Por ese motivo, cabe esta otra: ¿Las empresas prefieren a un
trabajador con talento o mejor a uno con mayor habilidad? ¿Podemos establecer
un escenario de resultados similar para unos u otros? Hablemos de habilidades,
que no del talento, ya que son dos conceptos completamente diferentes, aunque
extraordinariamente dependientes.
En este mismo ámbito, es frecuente encontrarse con afirmaciones
sobre personas con talento que muchas veces fracasan porque no tienen
habilidades, sobre todo las sociales. Si nos detenemos en esta aseveración, nos
encontramos con la primera diferencia. No podríamos decir que uno fracasa
teniendo una cosa y careciendo de la otra, si las dos significasen lo mismo.
Enlaces relacionados
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Tener habilidad proviene de los conocimientos
adquiridos, es la capacidad para transformar los métodos en acciones creativas,
aprovechando las instrucciones para mejorar el rendimiento en un área de
trabajo o de creatividad. Las habilidades se desarrollan con la práctica, a
través de acciones reiteradas de un proceso, y contribuyen a mejorar
continuamente las operaciones, partiendo de la experiencia y de los
conocimientos recibidos en el marco de la propia actividad.
Una persona con habilidad es capaz de aprovechar la
fortaleza del conjunto de conocimientos y de hábitos adquiridos, para mejorar
su desempeño en su área de trabajo, lo cual no tiene nada que ver con el talento,
porque no se refiera a un caudal innato, sino a un factor adquirido.
Por otro lado, existen varios escenarios de habilidades,
así como varios niveles de habilidad. Y si volvemos a las empresas y sus
preferencias, notaremos que muchos de sus trabajadores poseen la habilidad
necesaria y rinden debidamente si el jefe de área sabe sacarles partido,
colocándoles en el departamento donde mejor pueden rendir.
También debemos mencionar las habilidades
destructivas, aquellas que sirven a las personas para eludir sus
responsabilidades o para rendir el mínimo simulando ofrecer el máximo esfuerzo.
Por lo tanto, en el ámbito laboral todo depende de
la capacidad de la empresa para formar a sus trabajadores en las habilidades
necesarias para mejorar el rendimiento. Teniendo en cuenta que las habilidades
proceden de una etapa de adquisición de conocimientos, de técnicas para mejorar
las actuaciones, es importante que la persona reciba las orientaciones
adecuadas para conocer los mejores procedimientos que le ayudarán, en
definitiva, a mejorar sus habilidades. El fortalecimiento de las habilidades
depende exclusivamente del conocimiento, del manejo de las acciones, y de los
hábitos profesionales para actuar de forma adecuada ante los diversos campos de
posibilidades.
Por otro lado, no se debe olvidar que un
conocimiento sin práctica pierde todo su valor, es decir, si una empresa aporta
conocimiento a sus empleados pero no sabe ayudarles a emplear esos
conocimientos en beneficio de la producción, habrá perdido el tiempo
enseñándole, ya que un conocimiento pasivo no sirve de nada.
Finalmente, como en cualquier proceso de
aprendizaje, el resultado será mejor o peor según la capacidad de los gestores para
corregir los errores, pero no penalizando las deficiencias, sino patrocinando la
mejora del proceso, corrigiendo los defectos de una acción y ayudando al
trabajador a aprender, actualizar y ampliar el conocimiento en su área de
trabajo. Por desgracia, nada ocurre accidentalmente en los negocios, todo
depende de la predisposición del empresario a acometer nuevas acciones en busca
de mejoras de los recursos.
imagen: @morguefile
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