Cuando un emprendedor pone en marcha una iniciativa,
sea de la característica que sea, se encuentra que los costes superan
ampliamente las previsiones iniciales, de modo que debe efectuar una valoración
acertada o, de lo contrario, puede encontrarse con la primera gran dificultad
para sobrevivir, enredándose en el laberinto del descontrol. Siempre es
importante que hablemos de costes a la hora de establecer las bases de
un negocio. Es el fundamento que describirá el camino más razonable a seguir.
Sin embargo, los costes no sólo deben estar bajo
control al principio, sino en todo el proceso de desarrollo de la propuesta.
Por lo tanto, es importante saber a qué nos referimos al hablar de costes, y
algunas de las áreas pueden ser:
Costes
de formación es un gasto que el empresario debe acometer para
recuperar su inversión, porque no siempre tendrá la capacidad de extraer
conclusiones de los propios consumidores, de modo que para aprovechar la
inercia de la venta, debe tener las herramientas adecuadas, y dotar a los
trabajadores de la formación apropiada contribuirá al acercamiento de la
empresa a su masa de clientes.
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Costes
de análisis de mercado es otro de los factores que determinan
si un negocio seguirá adelante, se estancará, o de lo contrario, fracasará.
Porque entrar en el mercado sin haber realizado un estudio previo es arriesgar
el éxito de la idea. Este coste no necesariamente se debe traducir en
desembolso económico, puesto que lo puede realizar el propio empresario, sino
en términos de tiempo, esfuerzo, análisis, etc., acciones que tienen un precio,
aunque intangible.
Costes
de control en la gestión del negocio. Puede resultar
insignificante si el empresario tiene la habilidad de controlar todos los movimientos
de la empresa, de lo contrario, resulta una vía de escape de recursos. No
obstante, la voluntad de evolucionar, naturalmente, conlleva invertir en un
equipo capaz de garantizar la estabilidad. El control de gastos y ganancias
debe estar en las manos adecuadas o de lo contrario todo el esfuerzo será inútil,
porque los beneficios se escaparán paulatinamente, debilitando la capacidad del
emprendimiento.
Costes
de corrección es el movimiento que debe hacer el empresario para
recuperar la senda del buen funcionamiento y la eficacia. En esta área a veces se
disparan los gastos, sobre todo si no se ha tenido en cuenta la preferencia del
mercado y se ha planteado un producto incompatible con la demanda. En ese caso,
para no morir, será necesaria una transformación de la oferta capaz de establecer
un ritmo razonable de beneficios.
Costes
de ejecución es un ejercicio vital para alcanzar el control. Cuando
se intenta reducir los gastos, siempre se opta por reducir el coste de la
producción, ya sea recurriendo a manos de obras menos cualificadas, o simplificando
el proceso. Sin embargo, todo esto redunda en el producto final, y ese
resultado determina la continuidad o no de la marca en lo más alto de las
preferencias de los clientes. Por lo tanto, esta es una maniobra que nunca se
debe desechar.
Por último, cabe recalcar que no todos los costes
son gastos irrecuperables, sino necesarios. Invertir para mejorar las
prestaciones es una forma eficaz de garantizar el retorno de la inversión y de
recuperar el terreno perdido, porque menospreciarlo no sólo propiciará que la
masa de clientela disminuya, sino que el producto vaya desapareciendo gradualmente
del mercado, incapaz de ofrecer la calidad que se le supone.
imagen: @morguefile
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