¿El peso de las palabras? |
¿Cuántas veces
nos hemos encontrado con palabras utilizadas fuera de lugar? O peor aún, ¿cuántas
personas acuden a palabras llamativas continuamente sin saber siquiera si están
bien empleadas?
Así fue como
en una reunión escuché en estos días a alguien mentar la excelencia de una distinción,
aduciendo que ellos siempre otorgaban premios
exquisitos. No se hizo esperar las risas de quienes estaban allí escuchando
de forma distendida, sorprendidos del desliz, pues argumentaban que exquisito expresaba la cualidad de un manjar.
Nada más lejos de la verdad. Una vez más acudimos a la RAE, especialmente para
devolverle su orgullo a nuestro orador, para descubrir que la definición es: “De
singular y extraordinaria calidad, primor o gusto en su especie”.
Por otro lado,
a cualquiera le embarga la incertidumbre cuando lee los titulares de los
periódicos. Uno de ellos, de un medio de tirada nacional, hablaba este fin de
semana de: "una curtida trama de violencia en Barcelona". Nada más
leerlo acudí al diccionario y debo decir que, aún así, no logré desentrañar el
titular. Aún admitiendo que curtida
viene de experimentada, la trama carece
de experiencias, y su acepción es: "Artificio, dolo, confabulación con que
se perjudica a alguien", pero sin olvidar que la originan o la sostienen
las personas, pues son éstas las que tienen experiencia.
Hablar o
escribir correctamente debe ser la obligación de todos, y más especialmente, si
cabe, de las personas públicas que, por
la salud lingüística de sus seguidores, no deberían confundir vergonzoso con vergonzante. Este adjetivo es muy utilizado para definir a los
adversarios que mienten a los votantes o para defender un hecho políticamente
reprobable. Por desgracia, quienes se agarran a esa palabra olvidan que aquello
a lo que se refieren es más vergonzoso que vergonzante, ya que esta última
significa sentir vergüenza y no algo que la causa.
No es cuestión
de perseguir a nadie, menos a los medios, pero considerando la influencia de
las palabras en el día a día de las personas, todos deberíamos mirar mejor lo
que decimos o mostramos. En una noticia que se repite tres o cuatro veces al
día no se puede persistir en el mismo descuido diciendo que "los ahogados
en el naufragio recibieron el alta horas después”. Se entiende que nadie está
libre del error, pero repetirlo varias veces al día sin corregirlo puede llevar
a empobrecer el lenguaje del consumidor de los errores.
imagen: morguefile.com
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