¡Qué difícil resulta ver lo positivo en lo
negativo en los días que vivimos! A medida que avanza la crisis económica,
y parece vislumbrarse el final del túnel, aumenta el desánimo en la gente, la
depresión social se extiende en todos los sectores, la desconfianza domina los
comentarios y la actitud de las personas, quienes no hace mucho lo tenían todo,
pero ahora no tienen nada.
Lo más inquietante de esa deforestación de los
derechos fundamentales de las personas, es que si el pesimismo se instala en
las casas, se crean niños desmoralizados que el día de mañana no serán capaces
de luchar por sus derechos, o de defender sus ideas ante una sociedad cada vez
más desigual y más violenta.
Naturalmente, resulta más edificante hablar de lo
positivo y olvidarse de lo negativo, pero ¿cómo hacerlo cuando el martillo de la
desdicha golpea cada vez con más fuerza? Si lo mejor en un momento de desánimo
es sacar lo positivo de lo negativo, se debería encontrar la manera de hacerlo
porque, de lo contrario, las personas se vuelven caldo de cultivo de la
depresión, del deterioro de los lazos familiares, y pierde la capacidad para
razonar con objetividad, pasando a ser conductores de negatividad que no llevan
a ninguna parte.
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No obstante, estamos dominados por comentarios como:
Mira
a los políticos. Ciertamente existe una realidad política nada
edificante, que alienta poco al optimismo, donde todo parece cimentarse en la
falta de honradez. Pero ¿es esa la esencia de la política? No.
No
me han cogido. Un comentario cada vez más insistente cuando se
habla con personas que están en busca activa de empleo. Tienen razón para quejarse,
muchos se someten a cursos no remunerados de formación de una, dos y hasta
cinco semanas, pero el último día la empresa les comunica que no tienen el perfil
que buscaban. ¿No podían haberles dicho antes? ¿No podían haberles evitado
gastar en desplazamiento, comida, horas de su tiempo? Sí podían. Pero, después
de cinco semanas, están otra vez como al principio, en busca activa de empleo.
Yo
merecía ese puesto. Otro de los comentarios habituales cuando se está
en contacto con profesionales desplazados por la crisis. Una vez más parece que
la evidencia otorga la razón, porque el puesto de trabajo vacante pasa a ser
ocupado por mediocres, bastante peor formados que el candidato en cuestión,
pero éste se queda fuera por razones que sólo las empresas o sus responsables
de recursos humanos lo saben. ¿Es posible sacar lo positivo de todo esto? Seguramente
sí, pero admitámoslo, es muy complicado ser optimista hoy en día.
En cualquier sector profesional o en el ámbito
personal el estado de ánimo lo decide de principio a fin, lo cual obliga a las
personas a renunciar a casi todo, olvidarse de todo y pensar en uno mismo,
soñar de forma optimista, porque de lo contrario, la tendencia es ir a peor.
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imagen: morguefile.com
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