Alguien, con motivo de una
reunión de trabajo me pidió que le enumerara los claves para triunfar.
No es fácil establecer una lista de prioridades profesionales que garanticen el
éxito, pero la rapidez que requería la demanda, me llevó a platearle los tres
siguientes puntos.
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Presentación
escrita. La mejor presentación de una persona o empresa es el contenido de sus
materiales escritos. Me he encontrado en infinidad de situaciones con una carta
entre las manos, enviadas por alguien para expresar su agradecimiento o para
presentar su producto, donde debía someterme a la nefasta experiencia de leer
textos redactados con travesuras gramaticales imperdonables.
Así, una herramienta eficaz si es bien utilizada, o la única huella que se deja después de una entrevista, se convierte en un error en manos de personas poco preparadas. Si se envía una carta profesional debe estar bien redactada, ha de contener la información justa para presentar la propuesta, debe cargarse de palabras exactas, revisadas mil veces si es necesario, porque de lo contrario el arma más poderosa acabará matando la propuesta. Es evidente el atropello de las nuevas tecnologías en la actualidad, los mensajes cortos dominan el día a día, se redacta mientras se viaja en tren o mientras se cumple con los compromisos familiares, pero eso no significa desatender el contenido o el mensaje del material de presentación que pretende aglutinar a los posibles compradores de una idea.
Así, una herramienta eficaz si es bien utilizada, o la única huella que se deja después de una entrevista, se convierte en un error en manos de personas poco preparadas. Si se envía una carta profesional debe estar bien redactada, ha de contener la información justa para presentar la propuesta, debe cargarse de palabras exactas, revisadas mil veces si es necesario, porque de lo contrario el arma más poderosa acabará matando la propuesta. Es evidente el atropello de las nuevas tecnologías en la actualidad, los mensajes cortos dominan el día a día, se redacta mientras se viaja en tren o mientras se cumple con los compromisos familiares, pero eso no significa desatender el contenido o el mensaje del material de presentación que pretende aglutinar a los posibles compradores de una idea.
Buena
presentación. Analizar el primer punto y no acompañarlo de otros elementos como la
buena presentación, conocimiento del medio, coherencia en el planteamiento,
tampoco servirá para convencer a nadie. Es imprescindible, una vez conseguido
reunir todos los elementos que conformarán nuestro mapa de recursos, definir el
resultado que esperamos conseguir, concentrarse en su fundamento y buscar la
mejor manera de llegar a ello. Seguramente esa búsqueda no se alejará demasiado
de lo que ya hemos hablado muchas veces: la fortaleza de uno mismo, las habilidades,
los conocimientos, la predisposición a triunfar. Y, por encima de todos estos
factores está el traslucir naturalmente lo que uno es, no buscar condicionar a
nadie con palabras vacías; todo el mundo sabrá lo que se puede ofrecer
simplemente con ver la apariencia, física, mental, espiritual,
profesional.
Trazar objetivos. Muchas veces estamos tan ansiosos por afrontar el momento de la oportunidad, que perdemos de vista los elementos que conforman el éxito o, al menos, los elementos que pueden permitir convertir esa oportunidad en un camino al éxito. La mayor parte de la vida nos dedicamos a tareas que no son de nuestro agrado o que nunca hemos deseado para nosotros, pero lo hacemos por necesidad, por imposición o por compromiso. Por eso es importante trazar objetivos, partiendo de nuestras propias inquietudes y deseos, para no desaprovechar la ocasión de acceder a lo que hemos deseado toda la vida o de poner en marcha nuestra propuesta.
Si se empieza por estos tres puntos, se habrá limpiado el camino de inexactitudes o incertidumbres, porque ya se habrá establecido un plan de ataque eficaz y realista.
Trazar objetivos. Muchas veces estamos tan ansiosos por afrontar el momento de la oportunidad, que perdemos de vista los elementos que conforman el éxito o, al menos, los elementos que pueden permitir convertir esa oportunidad en un camino al éxito. La mayor parte de la vida nos dedicamos a tareas que no son de nuestro agrado o que nunca hemos deseado para nosotros, pero lo hacemos por necesidad, por imposición o por compromiso. Por eso es importante trazar objetivos, partiendo de nuestras propias inquietudes y deseos, para no desaprovechar la ocasión de acceder a lo que hemos deseado toda la vida o de poner en marcha nuestra propuesta.
Si se empieza por estos tres puntos, se habrá limpiado el camino de inexactitudes o incertidumbres, porque ya se habrá establecido un plan de ataque eficaz y realista.
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