Cuando la persona atraviesa por un momento
de desdicha, donde toda la esperanza se marchita con la decepción o la
incapacidad de cumplir con los compromisos, lo que necesita es dar un paso
adelante y conseguir inmediatamente una gratificación psicológica, una
respuesta positiva, porque la inercia de esa respuesta empujará hacia delante,
otorgándole una visión más objetiva.
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Para conseguir positivar los elementos, es
preciso crear el ambiente idóneo. El ejercicio práctico para crear un escenario de recursos puede basarse en
los siguientes puntos.
1. Escoger un escenario
de la vida cotidiana, preferentemente del pasado, aquel lugar o momento que
mejor aglutina los recuerdos gratificantes.
Esto será posible mediante un ejercicio de introspección minucioso, un encuentro con uno mismo en completa honestidad. Entendiendo que no todo es negativo en la vida de las personas, aunque el momento de dificultad acostumbre imponer lo más negativo de uno mismo sobre lo provechoso. Con ese viaje interior se debe localizar ese instante especial. Cuando se haya conseguido, lo siguiente es trazar mentalmente el lugar donde se ha producido, con todos los detalles, repasándolos uno por uno. Si es una fiesta, intentar visualizar el lugar, la hora, las personas, el olor, los rostros, las risas, los abrazos. Si es un logro comercial, identificar el momento, el producto, el marco público, etc.
2. Encontradas las personas o situaciones capaces de generar el mejor recuerdo y tras haberles dado su emplazamiento mental, se debe escoger 5 elementos que no estén relacionados con ningún tipo de tristeza o pesimismo. En esta ocasión no tiene cabida el pesimismo ni la tristeza en ese mundo imaginario que conducirá a la superación personal.
Esto será posible mediante un ejercicio de introspección minucioso, un encuentro con uno mismo en completa honestidad. Entendiendo que no todo es negativo en la vida de las personas, aunque el momento de dificultad acostumbre imponer lo más negativo de uno mismo sobre lo provechoso. Con ese viaje interior se debe localizar ese instante especial. Cuando se haya conseguido, lo siguiente es trazar mentalmente el lugar donde se ha producido, con todos los detalles, repasándolos uno por uno. Si es una fiesta, intentar visualizar el lugar, la hora, las personas, el olor, los rostros, las risas, los abrazos. Si es un logro comercial, identificar el momento, el producto, el marco público, etc.
2. Encontradas las personas o situaciones capaces de generar el mejor recuerdo y tras haberles dado su emplazamiento mental, se debe escoger 5 elementos que no estén relacionados con ningún tipo de tristeza o pesimismo. En esta ocasión no tiene cabida el pesimismo ni la tristeza en ese mundo imaginario que conducirá a la superación personal.
3. Ahora llega el momento
de jerarquizar los elementos escogidos, ordenándolos en el escenario de mayor a
menor importancia. Primero debe colocarse el que más influencia ha ejercido en
la generación de alegría o bienestar y, sobre todo, lo que más nítidamente se
recuerda; aquello del que aún se conservan los detalles, los sonidos, los
olores, los colores. Ese será el protagonista principal del escenario mental.
4. Después de conformar el escenario con los cinco personajes más relevantes, empieza la reflexión profesional, ese rastreo minucioso de las piezas que han marcado la vida laboral de la persona. Esta búsqueda no debe ser el resultado de una sentada, sino la exploración concienzuda de los instrumentos que más valor han adquirido en la vida profesional de cada uno. Por ejemplo, si se ha estado 15 años trabajando como administrativo en una empresa, es necesario encontrar la tarea que más ha llenado en lo personal o que más tiempo ha ocupado en esos años, y la identificación se debe hacer a través de dos elementos: conocimiento y experiencia. Si hablar por teléfono con los clientes ha sido lo que más placer ha generado, pero no es la fuente de donde se bebió más conocimientos, ni el que mejor se ha manejado, no debe ser la que ocupe el primer lugar.
5. Una vez localizada esa tarea, hay que volver al escenario mental y asociarla al protagonista principal, y así sucesivamente hasta colocar las 5 tareas junto a los 5 elementos de gratitud del pasado.
4. Después de conformar el escenario con los cinco personajes más relevantes, empieza la reflexión profesional, ese rastreo minucioso de las piezas que han marcado la vida laboral de la persona. Esta búsqueda no debe ser el resultado de una sentada, sino la exploración concienzuda de los instrumentos que más valor han adquirido en la vida profesional de cada uno. Por ejemplo, si se ha estado 15 años trabajando como administrativo en una empresa, es necesario encontrar la tarea que más ha llenado en lo personal o que más tiempo ha ocupado en esos años, y la identificación se debe hacer a través de dos elementos: conocimiento y experiencia. Si hablar por teléfono con los clientes ha sido lo que más placer ha generado, pero no es la fuente de donde se bebió más conocimientos, ni el que mejor se ha manejado, no debe ser la que ocupe el primer lugar.
5. Una vez localizada esa tarea, hay que volver al escenario mental y asociarla al protagonista principal, y así sucesivamente hasta colocar las 5 tareas junto a los 5 elementos de gratitud del pasado.
Si se realiza este ejercicio de asociación,
utilizando momentos de alegría y tareas donde uno se siente seguro, se habrá
conseguido alimentar una gratitud psicológica que luego derivará en optimismo,
seguridad, orgullo y se habrá abierto un camino para olvidarse de los malos
momentos y ver que la vida ha valido la pena, y que cuando algo se tuerce no es
más que una oportunidad para poner en marcha otras cosas nuevas,
emprendimientos nuevos, retos nuevos.
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