Nos toca mover pieza. La radiografía de una sociedad es el rastro de la
información que consume. En este sentido, nosotros padecemos un verdadero mal,
donde cada vez los contenidos de lo que nos llega se alejan más de la realidad.
Por más que nos creamos completamente maduros o que cada cual es responsable de
lo que consume, esta sociedad bebe agua contaminada. Por desgracia,
estamos enredados en un mundo informativo donde la línea de consumo lo marcan
personas que están muy alejadas de la realidad social o de las necesidades de
los ciudadanos.
La honestidad ya no es un valor primordial de los personajes mediáticos, tanto es así que las grandes maniobras políticas o las estrategias de defensa de quienes actúan ilegalmente, nos parecen normales. Nuestras inquietudes hacia las candidaturas políticas o sobre un equipo de gobierno, ya no se centran en los méritos o la trayectoria de las personas, sino en saber cuántos de ellos o quiénes están imputados en qué caso de corrupción, delitos fiscales, prevaricación, etc.
La honestidad ya no es un valor primordial de los personajes mediáticos, tanto es así que las grandes maniobras políticas o las estrategias de defensa de quienes actúan ilegalmente, nos parecen normales. Nuestras inquietudes hacia las candidaturas políticas o sobre un equipo de gobierno, ya no se centran en los méritos o la trayectoria de las personas, sino en saber cuántos de ellos o quiénes están imputados en qué caso de corrupción, delitos fiscales, prevaricación, etc.
Enlaces relacionados
- ¿Tiene límite la desfachatez? - La desfachatez individual - La decencia ha muerto - La familia y los males sociales - La musculatura de la ley |
Ésta es la salud de nuestra política, agarrotada por
la peste de la deshonestidad. No obstante, podemos pensar que no la hemos
provocado nosotros, los ciudadanos, sino los propios personajes que la
conforman. Aún recuerdo a aquel juez que montó un circo en un juicio, en busca
de cuota de pantalla, y los medios, sin decirnos si estaba bien o no, lo difundieron
hasta la extenuación.
¿Por qué hacen esto? Por ganar adeptos a los que ni siquiera les harán caso cuando los hayan utilizado, seguidores que hoy les siguen a ellos y mañana seguirán a otros. ¡Un momento!, entonces ¿quiénes son los culpables? ¿Los que montan el circo o quienes acuden al espectáculo?
Por más que duela reconocerlo, parece que los principales culpables somos los propios ciudadanos, que hemos caído en una insidia alarmante que nos impide actuar con sentido común. Hoy día, desgraciadamente, sólo nos movemos cuando nos sentimos amenazados por los problemas. Hemos creado un sistema de valores donde prevalece la lejanía a las cosas; mientras sean otros los que sufren los ataques, las injusticias, todo va bien, no creemos necesario actuar. Sin embargo, en el momento en que estos problemas asoman en nuestras puertas, nos entra la desesperación y clamamos al cielo por la insolidaridad, o la indiferencia de nuestros semejantes más cercanos.
Hace tiempo que los méritos han dejado de importar. Hoy día ni siquiera sirven para conseguir un puesto de trabajo decente. Por alguna razón que deberíamos explicarnos lo antes posible, hemos caído todos en la corriente de la discordia, de la violencia verbal, de las injurias, los improperios, mientras la inmoralidad social crece a nuestro alrededor, aprovechando que estamos empleados en crear un mundo huérfano de solidaridad o de responsabilidad ciudadana.
Al fin y al cabo nosotros ponemos a los políticos donde están, nosotros hemos alimentados estas fieras que ahora intentan mordernos. Y si seguimos consumiendo de forma desorganizada, sin sentido común, lo que nos vende el poder político, el futuro pinta cada vez peor. Hemos de volver a aquellos tiempos donde los movimientos sociales eran reales, donde las reivindicaciones eran de todos, y no sólo de quienes padecen el problema. Aquellos momentos donde cualquier injusticia era visible, repudiable, y se la combatía. En aquellos momentos teníamos conciencia de que cualquier evento social incumbía a todos.
Si te ha gustado este artículo, compártelo. Gracias. ¿Por qué hacen esto? Por ganar adeptos a los que ni siquiera les harán caso cuando los hayan utilizado, seguidores que hoy les siguen a ellos y mañana seguirán a otros. ¡Un momento!, entonces ¿quiénes son los culpables? ¿Los que montan el circo o quienes acuden al espectáculo?
Por más que duela reconocerlo, parece que los principales culpables somos los propios ciudadanos, que hemos caído en una insidia alarmante que nos impide actuar con sentido común. Hoy día, desgraciadamente, sólo nos movemos cuando nos sentimos amenazados por los problemas. Hemos creado un sistema de valores donde prevalece la lejanía a las cosas; mientras sean otros los que sufren los ataques, las injusticias, todo va bien, no creemos necesario actuar. Sin embargo, en el momento en que estos problemas asoman en nuestras puertas, nos entra la desesperación y clamamos al cielo por la insolidaridad, o la indiferencia de nuestros semejantes más cercanos.
Hace tiempo que los méritos han dejado de importar. Hoy día ni siquiera sirven para conseguir un puesto de trabajo decente. Por alguna razón que deberíamos explicarnos lo antes posible, hemos caído todos en la corriente de la discordia, de la violencia verbal, de las injurias, los improperios, mientras la inmoralidad social crece a nuestro alrededor, aprovechando que estamos empleados en crear un mundo huérfano de solidaridad o de responsabilidad ciudadana.
Al fin y al cabo nosotros ponemos a los políticos donde están, nosotros hemos alimentados estas fieras que ahora intentan mordernos. Y si seguimos consumiendo de forma desorganizada, sin sentido común, lo que nos vende el poder político, el futuro pinta cada vez peor. Hemos de volver a aquellos tiempos donde los movimientos sociales eran reales, donde las reivindicaciones eran de todos, y no sólo de quienes padecen el problema. Aquellos momentos donde cualquier injusticia era visible, repudiable, y se la combatía. En aquellos momentos teníamos conciencia de que cualquier evento social incumbía a todos.
Tweetear
Seguir a @RoberttiGamarra
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe un comentario. Solo pido moderación y respeto.