Desde el minuto uno del inicio de la crisis, el
papel de los servicios sociales ha estado en boca de todos. Al
principio, cuando las palabras de los gobernantes aún atesoraban credibilidad, los
servicios sociales parecían destinados a asumir la responsabilidad de ayudar a
sortear los momentos más delicados de las familias. Sin embargo, cuando un necesitado
encuentra el camino hacia estas ventanillas, destinadas a solucionarle sus
problemas básicos, se encuentra, habitualmente, con más decepción que esperanza.
Por desgracia, si hablamos de las ayudas sociales, descubrimos un servicio
deficiente, escaso, irracional y autoritario.
Es verdad que ayudan, pero infinitamente menos de lo que deberían. Las oficinas de ayudas sociales están actualmente sobrevaloradas, porque no prestan las asistencias que se les supone, no actúan en el momento apropiado ni auxilian a quienes los necesitan.
Es verdad que ayudan, pero infinitamente menos de lo que deberían. Las oficinas de ayudas sociales están actualmente sobrevaloradas, porque no prestan las asistencias que se les supone, no actúan en el momento apropiado ni auxilian a quienes los necesitan.
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Veamos unos ejemplos. Cuando alguien acude a una de
estas oficinas, se encuentra con un técnico especialista
que valora la realidad de la persona en varias áreas:
- Si la cuestión es encontrar trabajo, el especialista acude rápidamente a los portales especializados en Internet y consulta las ofertas del momento. Ciertamente existe una cantidad ingente de anuncios, pero olvidan que:
- Muchas de ellas no son reales, ni están actualizadas;
o hay excesivos candidatos apuntados intentando conseguir el puesto de trabajo.
- Estas ofertas, normalmente, son ganchos publicitarios
para captar datos personales o clientes para ciertos tipos de negocios, como
academias, bancas, etc. Por lo tanto, sólo son escaparates promocionales para
empresas especializadas, donde un parado no tiene nada que hacer.
Así pues, decir que hay oferta suficiente y que si
una persona quisiera conseguir un trabajo lo haría, es faltar a la verdad
coyuntural y pecar de falta de objetividad.
- Imaginemos ahora que la necesidad consiste en una vivienda. Otra vez el especialista acude a los portales especializados de Internet. Si se pretende alquilar una vivienda, hay ofertas alucinantes, extremadamente accesibles, aparentemente actuales, con acuerdos, a simple vista muy sencillos.
Pero, una vez más olvidan lo siguiente:
- Aquí los recursos publicitarios es aún mayor. Por lo
tanto, al contactar para interesarse por la oferta, la posibilidad de someterse
a una venta cruzada es muy alta.
- Los anuncios están, en la mayoría de los casos,
desfasados o son irreales.
- Las condiciones nunca son como están publicadas.
Es decir, si una persona pretende cambiar de
vivienda, se encuentra con que debe poseer buenos recursos para
poder moverse. Un contrasentido imperdonable, si lo que se pretende es abaratar
costes, o gastos familiares.
La conclusión es que el especialista recurre a estos portales, sin siquiera tener conciencia de la realidad de aquello sobre lo que debe informar, asesorar o ayudar.
Podíamos seguir así hasta el infinito, incluyendo áreas de ayudas como la alimentación, asistencia educativa, protección de salud, etc. Pero, como nuestro objetivo no es valorar procedimientos que no nos corresponden, aquí quedan estos comentarios basados en hechos reales, que demuestran lo equivocados que estamos cuando creemos que existen ayudas oficiales para los momentos de dificultad. Por desgracia, cuando alguien cae en la necesidad, se queda solo y si no se da cuenta de ello, acaba siendo engullido por la incapacidad para superarla.
La conclusión es que el especialista recurre a estos portales, sin siquiera tener conciencia de la realidad de aquello sobre lo que debe informar, asesorar o ayudar.
Podíamos seguir así hasta el infinito, incluyendo áreas de ayudas como la alimentación, asistencia educativa, protección de salud, etc. Pero, como nuestro objetivo no es valorar procedimientos que no nos corresponden, aquí quedan estos comentarios basados en hechos reales, que demuestran lo equivocados que estamos cuando creemos que existen ayudas oficiales para los momentos de dificultad. Por desgracia, cuando alguien cae en la necesidad, se queda solo y si no se da cuenta de ello, acaba siendo engullido por la incapacidad para superarla.
fuente de imagen: @morguefile
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