jueves, 28 de noviembre de 2013

La posibilidad de escoger

De los errores se aprende.

La posibilidad de escoger
@morguefile
En una oportunidad, hace ya unos años, acudí ante un reputado político para presentarle un proyecto que consideraba interesante para ayudar a profundizar en el carácter social de su programa política. Había leído con entereza sus alegatos sobre los derechos sociales y la necesidad de crear accesos a la información de las capas más desfavorecidas de la sociedad, que poblaron las páginas de los medios de comunicación local. Casualmente, con esta persona había compartido trabajos e ideas en el pasado, siempre actuando como un servidor suyo. Así que atendió mi primera llamada y entendí que me daba la posibilidad de escoger su despacho como plataforma de lanzamiento de mi propuesta.


Cuando me presenté ante él, me recibió con todos los honores, me contó los vericuetos de su difícil ascenso político, me habló de la familia, de la situación social, de sus aspiraciones actuales, y me despidió sin escuchar la propuesta que me había conducido hasta él. “La realidad es que venía a traerte mi proyecto”, le dije cuando ya tenía la puerta entornada para despedirme. “¿Tú, un proyecto?”, se rió y no admitió siquiera una vaga introducción de mi plan.

De esta situación extraje la conclusión de qué algunos sólo admiten ascensos o evolución de su propia carrera personal, pero nunca la de los demás. El hecho de que la imagen que tenía éste político de mí fuera asistiéndole en el pasado, fue determinante para impedirle concebir que yo también había evolucionado; simplemente se limitó mantener la baja consideración hacia mí y todo lo que me rodeaba. No me sentí especialmente afectado por su actitud, ni ofendido por su desconsideración. Entendí que debía alejarme de él lo más lejos que pudiera, y así fue como pocos meses después otro amigo con el que trabajé, acogió mi propuesta con profesionalidad y honradez. A partir de ese momento, conjuntamente, pusimos en marcha un proyecto que sirvió para crear más de 250 biblioteca públicas en todo el mundo.

Es importante tomar lecciones de la propia experiencia. En esta vida no existen caminos sin curvas o subidas sin bajadas. Las dificultades de los trayectos son tan cambiantes como inevitables. Pero perder el tiempo intentando hacerles asumir a los demás su error, es un equívoco inaceptable. Cuanto más nos empeñamos por pedir cuentas al otro, más equivocados estamos nosotros que él mismo. Si estoy convencido de algo es que la vida pone a la gente en su sitio. Es natural equivocarse o acertar, aunque estemos más apegados a lo segundo que a lo primero. Y cada cual deberá asumir las consecuencias de sus acciones. Asimismo, es del todo ineludible encontrarse a veces en un trayecto equivocado cuando pensábamos llevar la dirección correcta hacia nuestro destino. Las personas se equivocan porque tienen la posibilidad de escoger, si no dispusieran de ese privilegio, habrían perdido todo el fundamento de actuar libremente. Alguien me dijo una vez: “Ya somos todos mayores, cada cuál sabe lo que hace”. Cierto.

Ahora bien, lo peor que puede pasarle a alguien es no saber discernir entre lo que tiene y lo que no. ¿Cuántas personas han tenido en sus manos la herramienta para acertar, pero no se dieron cuenta de lo que tenían y perdieron la oportunidad de seguir el trayecto adecuado? 

      




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