No derrumbarse ante las adversidades es básico para triunfar.
@morguefile |
Esto
discurre sobre un vendedor de tijeras que cumple su jornada laboral en la
calle. Como es habitual, por la mañana, antes de salir, el jefe de ventas los
reúne a todos y los somete a un ritual de adulación, destacando en voz alta las
virtudes de cada uno, al tiempo que los demás profieren alabanzas y aplausos,
lo cual eleva el ánimo y los predispone a afrontar el día con júbilo. Nuestro
vendedor empieza la jornada con entusiasmo, ofrece sus tijeras al primero que
se encuentra; éste lo rechaza, va con prisa, no tiene otro interés más que
llegar a su puesto de trabajo a tiempo. Transcurren las horas, la situación se repite
una y otra vez. A medida que avanza el tiempo ese entusiasmo inicial se
convierte en desaliento; si al principio ofrecía el producto con
convencimiento, ahora primero observa a los posibles compradores, los analiza
y, por las sensaciones que despiertan en él, en lugar de abordarles pasa de
largo.
Al
final de la jornada nuestro personaje añade más frustración a su incapacidad
para vender. La primera es la mirada inquisitiva de su jefe de equipo, que le
reprocha el escaso éxito, sin decir nada, pero su rictus serio describe una
reprimenda silenciosa difícil de evitar. La segunda proviene de la emoción de sus
compañeros, quienes celebraban el éxito entre risas, compartiendo comentarios para
explicarse unos a otros cómo han conseguido triunfar.
Por
último, nuestro desventurado vendedor debe asumir su infortunio ante sus
allegados, la familia, la pareja, quienes esperan con ansiedad saber si hoy le
había ido mejor que ayer. ¿Cómo se supera esta avalancha de despropósitos? Si
los acontecimientos se desencadenaran con esta cronología, ¿cuánto tiempo
aguantaría uno en ese trabajo? ¿Qué posibilidad tiene de recuperar su
autoestima? ¿Podrá mejorar sus resultados en los días posteriores? Para
revertir una situación adversa se necesita fuerza de voluntad, fortaleza
psicológica y actitud.
Y
esto que hemos visto tiene relación directa con la actitud. Tener actitud
positiva evita convertir una adversidad en infranqueable. Siempre hay caminos
alternativos para superar los contratiempos. Ser positivo debe resultar una
declaración de intenciones, la de no doblegarse ante nada. Al fin y al cabo,
los problemas son individuales; sólo uno mismo puede sortear los suyos,
aunque, por desgracia, el éxito suele sumar a muchos en la celebración. Que una
acción no cumpla con los objetivos previstos no quiere decir que el mundo se
acabe, simplemente hay que superar el momento y seguir. Esto sólo se puede hacer
creyendo en uno mismo. “Sólo con la actitud no consigues nada”, levantó la voz
una mujer en una ocasión, en medio de mi charla sobre estrategias de venta. Tenía razón, pero
su análisis empezaba al revés, porque no se puede tener actitud sin una acción,
pero sí se puede tener una acción sin actitud, y eso es abocarse al seguro
fracaso.
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