Ni uno ni otro, sino todo lo contrario.
@morguefile |
A
medida que asistimos a la transformación del mercado laboral, los cambios en el
hábito de contratación de las empresas son más fuertes, acrecientan sus apuestas
por la experiencia antes que título, lo cual, a su vez, otorga mayor
importancia al acierto a la hora de escoger
las carreras profesionales de los futuros trabajadores, donde hay una disparidad de criterios para ecoger entre título o conocimiento.
Es evidente que hasta ahora hemos venido situando nuestro interés en las titulaciones oficiales, por lo que muchas personas las consideraban una herramienta imprescindible para optar a un puesto de trabajo. Al mismo tiempo otros, los menos, anteponían el aprendizaje sobre el terreno a la formación reglada para acceder al mismo mercado. Pero, visto esta dualidad en la interpretación de las posibilidades laborales, ¿qué tiene más valor, un titulado o un experimentado? ¿Título o conocimiento? ¿Quiere esto decir que el mercado laboral actual ha cambiado los parámetros de competencia? Porque, sin lugar a dudas, sigue siendo sumamente competitivo. Tal vez el problema de los recién titulados radique en la dificultad para conseguir abrir una puerta hacia un puesto de trabajo, y el de los no titulados, arrancarle la confianza a un jefe de área tradicional.
Es evidente que hasta ahora hemos venido situando nuestro interés en las titulaciones oficiales, por lo que muchas personas las consideraban una herramienta imprescindible para optar a un puesto de trabajo. Al mismo tiempo otros, los menos, anteponían el aprendizaje sobre el terreno a la formación reglada para acceder al mismo mercado. Pero, visto esta dualidad en la interpretación de las posibilidades laborales, ¿qué tiene más valor, un titulado o un experimentado? ¿Título o conocimiento? ¿Quiere esto decir que el mercado laboral actual ha cambiado los parámetros de competencia? Porque, sin lugar a dudas, sigue siendo sumamente competitivo. Tal vez el problema de los recién titulados radique en la dificultad para conseguir abrir una puerta hacia un puesto de trabajo, y el de los no titulados, arrancarle la confianza a un jefe de área tradicional.
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Por
lo visto, antes de entregarse a la disyuntiva de decidir entre una condición u
otra, debemos mirar detenidamente las propias oportunidades, las áreas que
ofrecen mayor oferta de incorporación, los perfiles laborales diseñados por la
propia crisis. Es esencial diseñar un buen mapa para empezar
un proyecto de vida. Por desgracia, muchos aún no le han concedido su
verdadero valor. En los años que me correspondió llevar a cabo la tarea de
selección de personal, me he encontrado con innumerables profesionales suficientemente
titulados que carecían de experiencia o conocimientos sobre el terreno para
poder responsabilizarse de ciertas tareas. Por ello acabábamos incorporando trabajadores
informales que suplían la falta de
titulación formal con conocimientos reales sobre el terreno.
En
el momento de valorar las consecuencias de la incorporación de una persona a
la empresa, los responsables de recursos humanos suelen tomar la decisión en
función del círculo de donde provienen. No siempre aciertan. A mi entender, presumir
de títulos ya no es tan meritorio como pudiera parecer. Las empresas cada vez
apuestan más por personas con experiencia sobre el terreno en lugar de los títulos,
y el resultado no parece que se resienta con esta decisión. La lógica
económica siempre es así, mientras los dividendos no se resienten nadie discute la validez de la estrategia. Ni más ni menos.
También
hay trabajos que sirven de refugio para ambos perfiles, porque las tares no
requieren de conocimientos específicos, sino de facilidad de palabra o de poder
de convicción. Este refugio suele estar relacionado con la venta, ya sea a
puerta fría como telefónica. ¿Quiere decir esto que es más importante uno u
otro según para qué? O, ¿esta condición se cumple siempre, sin importar las
áreas de trabajo o las condiciones de las tareas? Creo que una falta de
titulación se puede suplir con voluntad y aprendizaje ordenado, es decir: un
trabajador sin la titulación formal puede poseer los conocimientos necesarios
sobre el terreno para desempeñar las tareas con suficiencia. Por otro lado hay
un sinfín de tareas que necesariamente deben estar en manos de profesionales
titulados, porque su ejecución requiere de conocimientos específicos y
controlados. Al final de todo creo que el factor que determina si uno accederá
a las titulaciones o permanecerá sin ellas es la circunstancia personal de cada uno; el tiempo que puede dedicar a
los estudios o la necesidad de ponerse a trabajar de inmediato, los compromisos
familiares, etc. Muchos ya no podrán recibir el sustento de los padres durantes
años, como venía sucediendo, para dedicar el tiempo a formalizar su carrera.
Ese es el mayor cambio de esta crisis.
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