@morguefile |
Es razonable pensar que la sociedad actual se fundamenta
en los contactos personales. Quien carece de contactos puede no tener recursos
suficientes para mover una propuesta. Es mejor no ignorar este detalle creyendo
que así se obtendrá mayor premio o se actuará con mayor honestidad, porque la
importancia de los contactos es real en el mercado de las ideas, incluso sube
su cotización si el objetivo es conseguir financiación pública o acceder a la
notoriedad. No obstante, siempre habrá una tercera vía, aquella donde los propios
méritos del programa empujan a su aceptación en el mercado y llega al éxito sin
necesidad de ayudas adicionales. Para mi tiene menor mérito analizar el
triunfo, por lo que pondré mi objetivo en las dificultades.
En el momento de confirmar una propuesta, en la
búsqueda de financiación pública, es vital conocer el terreno que se va pisar, estar
al tanto de los mecanismos imperantes y las condiciones necesarias para conseguir
el acceso a las ayudas. Por desgracia, el punto de partida se construye,
mayoritariamente, sobre los responsables técnicos de los departamentos donde
deben valorarse los proyectos que no son especialistas de área, sólo están allí
porque cobran por ello, por lo cual su apreciación pierde calidad, tiene poco
sentido de oportunismo y carece de conocimientos para emitir un juicio de
valor.
Enlaces relacionados
- Quien se resigna pierde la identidad - El valor de las ideas - El emprendedor y el mercado - Decepción administrativa - A la caza de los negocios más rentables |
En segundo lugar aparecen quienes ocupan un puesto
de responsabilidad porque su proyecto personal está asociado a ese cargo, lo
cual le crea un mundo donde todos emergen ante él como un competidor directo,
se siente amenazado con cada iniciativa nueva depositada sobre su mesa. Este tipo
de técnico o responsable de área, se deja llevar por la falsa convicción de que
si da curso a la nueva idea, está cerrando puertas a su propia iniciativa en el
futuro, ya que para introducir ese nuevo proyecto en el mercado debe valerse de
contactos que necesitará el día de mañana para su propósitos personales.
Ésta es la peor perspectiva para un técnico con responsabilidad pública, porque abre la posibilidad de que sus empresas personales se alimenten de los recursos económicos que él mismo maneja. Así hemos visto un sinfín de responsables políticos abandonar sus cargos administrativos para comprometerse con empresas privadas en las que ya eran accionistas o ya trabajaban al abrigo de sus puestos oficiales.
Valorar estos dos posibles contrapartes a la hora de buscar financiar un proyecto, lleva a preguntarse ¿qué es más importante, emplear el tiempo en crear nuevas ideas o en tejer contactos? Es evidente que, llegado el momento, serán necesarias las dos cosas, pero ¿cuál viene primero? Visto así pareciera inútil tener una buena idea si se carece de buenos contactos, porque al final el esfuerzo se difumina por si solo. Afortunadamente, no todo está perdido. Sólo hay que tomar la decisión adecuada en el momento oportuno. Y, según entiendo, todo será una cuestión de ambición personal.
Muchos creadores dan mayor valor a su entorno, a su círculo de amistades y al hacer pública sus propuestas, si éstas llegan a un puñado de personas ya se sienten satisfechos. Para otros eso no tiene ningún valor, porque ambicionan el gran mercado, donde el terreno a pisar es mucho más grande, y conseguir la admiración de los más cercanos no vale de nada. En este último caso, tener buenos contactos ayudará bastante, sin embargo en el primer caso, el valor del contacto es anecdótico.
Alguien me dijo una vez que cuando se crea pensando en los amigos, es complicado convertir esa creación en un valor global, porque está proyectada sólo para el entorno cercano. Para mí es vital conocer el límite de nuestra propia ambición. Cada cual puede crear según su aspiración personal, pero el público tiene derecho a decidir si esa creación está bien o mal. Al final, por desgracia, nos debemos a ese público, que pronto se da cuenta del valor real de nuestra propuesta y nosotros debemos decidir los recursos con los que hemos de contar para llegar a ellos, si es a través de un buen contacto, pues así será cómo lleguemos al objetivo.
Seguir a @RoberttiGamarra
Ésta es la peor perspectiva para un técnico con responsabilidad pública, porque abre la posibilidad de que sus empresas personales se alimenten de los recursos económicos que él mismo maneja. Así hemos visto un sinfín de responsables políticos abandonar sus cargos administrativos para comprometerse con empresas privadas en las que ya eran accionistas o ya trabajaban al abrigo de sus puestos oficiales.
Valorar estos dos posibles contrapartes a la hora de buscar financiar un proyecto, lleva a preguntarse ¿qué es más importante, emplear el tiempo en crear nuevas ideas o en tejer contactos? Es evidente que, llegado el momento, serán necesarias las dos cosas, pero ¿cuál viene primero? Visto así pareciera inútil tener una buena idea si se carece de buenos contactos, porque al final el esfuerzo se difumina por si solo. Afortunadamente, no todo está perdido. Sólo hay que tomar la decisión adecuada en el momento oportuno. Y, según entiendo, todo será una cuestión de ambición personal.
Muchos creadores dan mayor valor a su entorno, a su círculo de amistades y al hacer pública sus propuestas, si éstas llegan a un puñado de personas ya se sienten satisfechos. Para otros eso no tiene ningún valor, porque ambicionan el gran mercado, donde el terreno a pisar es mucho más grande, y conseguir la admiración de los más cercanos no vale de nada. En este último caso, tener buenos contactos ayudará bastante, sin embargo en el primer caso, el valor del contacto es anecdótico.
Alguien me dijo una vez que cuando se crea pensando en los amigos, es complicado convertir esa creación en un valor global, porque está proyectada sólo para el entorno cercano. Para mí es vital conocer el límite de nuestra propia ambición. Cada cual puede crear según su aspiración personal, pero el público tiene derecho a decidir si esa creación está bien o mal. Al final, por desgracia, nos debemos a ese público, que pronto se da cuenta del valor real de nuestra propuesta y nosotros debemos decidir los recursos con los que hemos de contar para llegar a ellos, si es a través de un buen contacto, pues así será cómo lleguemos al objetivo.
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