No debemos entregarnos al pesimismo.
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El buen entendimiento entre el individuo y su puesto
de trabajo suscita certidumbre y una capacidad espontánea de pensar con objetividad.
Por eso la ruptura de ese vínculo suele propiciar el distanciamiento de la
persona de su entorno, en todos los sentidos. Pero siempre hay un preámbulo para todo, donde la persona presiente que puede ocurrir algo y se pregunta: ¿y si pierdo mi trabajo?
Por regla general, si se está mucho tiempo en ese impás, calculando y analizando la posibilidad de dejar de hacer lo que se está haciendo, cuando se pierde el trabajo, lo primero es distanciarse. Le cuesta albergar optimismo, se retrae de los contactos personales, se instala en un aislamiento progresivo donde todo parece inevitable, hasta la propia decadencia física y espiritual. De un mundo abundante en contactos y amistades se pasa a la soledad donde se lucha con uno mismo. Sin un esqueleto psicológico suficientemente fuerte y estable, existe verdadero riesgo de perder la integridad, con el consiguiente empobrecimiento de la imagen exterior, lo cual elimina cualquier actitud de superación.
Por regla general, si se está mucho tiempo en ese impás, calculando y analizando la posibilidad de dejar de hacer lo que se está haciendo, cuando se pierde el trabajo, lo primero es distanciarse. Le cuesta albergar optimismo, se retrae de los contactos personales, se instala en un aislamiento progresivo donde todo parece inevitable, hasta la propia decadencia física y espiritual. De un mundo abundante en contactos y amistades se pasa a la soledad donde se lucha con uno mismo. Sin un esqueleto psicológico suficientemente fuerte y estable, existe verdadero riesgo de perder la integridad, con el consiguiente empobrecimiento de la imagen exterior, lo cual elimina cualquier actitud de superación.
El derrotismo es sumamente perjudicial a la hora de
presentarse, por ejemplo, a una oferta de trabajo. Con una actitud abatida es improbable
convencer a que alguien haga su apuesta laboral por nuestra propuesta. Pero ese
es un estado inevitable si no se sabe luchar contra el pesimismo; lo cual
impide recuperar la fortaleza y volver a creer en las virtudes propias. El
siguiente paso atrás en ese retroceso será la pérdida de contacto con el entorno.
Estar instalado en la pasividad conlleva perder de vista los cambios, los
nuevos recursos, las nuevas puertas de acceso al mundo laboral. Cuando se toma
la decisión de ponerse en marcha después de la inactividad pesimista nada será
igual como lo dejamos, los códigos que se manejaban entonces ya serán obsoletos
y, probablemente, la necesidad no nos permita reeducarnos para la reinserción.
El campo laboral es un ámbito en constante
evolución, las empresas y los trabajadores conforman un entramado contractual
cada vez más fácil de identificar. A mi entender, esta sociedad ha alentado dos
perfiles de profesionales bien visibles, como son los especialistas y los no
especialistas. Lógicamente los analistas laborales podrán identificar más
perfiles intermedios, pero nuestro objetivo no es definir rasgos profesionales,
por lo tanto miraremos exclusivamente a estos dos sectores.
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Estando en uno u otro
grupo, es de vital importancia ser honesto con uno mismo. ¿Eres profesional o
no lo eres? Esa honestidad ayudará a reconocer el punto fuerte y concentrase en
él, para no rebuscar en otras áreas donde la falta de experiencia y de
conocimientos disminuirá la posibilidad de triunfar. Si una persona ha estado
trabajando en un área en concreto, como puede ser la mecánica o la hostelería,
y ahora se encuentra en el peor camino para retomar esta vía laboral, ¿qué debe
hacer? ¿Formarse? Esa sería la primera recomendación de cualquier consejero de
inserción laboral. Sin embargo, esa aparente mejor vía de transformación tiene
varias dificultades. Lo primero, es probable que para muchos encarar un proceso
de formación resulte imposible, partiendo de que consume mucho tiempo y las
necesidades familiares no permiten disfrutar de la suficiente tranquilidad para
formarse. Otros tendrán la barrera de la edad que no le abre ninguna
perspectiva; y así un sinfín de circunstancias y realidades. Mi recomendación
es asomarse al interior de uno mismo, rebuscar en los cajones donde hemos ido
acumulando un conglomerado de estrategias, recursos, apoyos profesionales.
Llega el momento de reinventarse con los conocimientos acumulados, aprovechando las sinergias. Quizá uno carezca de las herramientas, otros las tendrán, o no tenga los contactos adecuados, otros los tendrán, o desconozca las áreas laborales donde poder reinsertarse, otros las conocerán. Pero para conseguir ese apoyo externo, se debe partir del reconocimiento interno. llega el momento de tener Interés Productivo.
Seguir a @RoberttiGamarra
Llega el momento de reinventarse con los conocimientos acumulados, aprovechando las sinergias. Quizá uno carezca de las herramientas, otros las tendrán, o no tenga los contactos adecuados, otros los tendrán, o desconozca las áreas laborales donde poder reinsertarse, otros las conocerán. Pero para conseguir ese apoyo externo, se debe partir del reconocimiento interno. llega el momento de tener Interés Productivo.
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