@morguefile |
Muchos tienen buenas ideas, pero pocos le sacan un
verdadero partido, al toparse con el descuido de no saber cómo vender una
propuesta. Actualmente los esfuerzos de financiación están enfocados, cada
vez más, hacia propuestas concebidas desde la creatividad, lo cual abre un
amplio camino de rentabilidad. Además se exige que sean socialmente sostenibles
y estén fundamentadas en una base de viabilidad demostrable.
Para acceder a ese mercado de la financiación es
importante tener en cuenta en qué fase está la propuesta. No es lo mismo acudir
en busca de inversión con una actividad aún en etapa de desarrollo o de
creación inicial, que llevar algo ya implantado o incluso ya en la fase de
expansión. Una vez aclarado este punto, se debe entrar en el esqueleto de la
propuesta para valorar todos los datos necesarios con el fin de convertirla en
una alternativa apetecible para los inversores.
Enlaces relacionados - La importancia de los contactos - La mentira del emprendimiento - Maltrato emocional del fracaso - Gran negocio de emprendimiento - Claves para asociarse bien |
Desde luego el trabajo empieza identificando el
flujo de capital de inversión, según su sector y rango de financiación. El
segundo paso es presentar ideas acordes a la demanda de cada inversor. Y qué
mejor forma que hacerles entender que nuestra propuesta transforma el consumo
tradicional en algo diferente y provechoso. Hacerlo sería embarcase en un
proyecto de creatividad e innovación, donde se actúa para crear valor a partir
de un elemento que está actuando en el mercado sin demasiado impulso.
La creación de un producto está íntimamente relacionada con un puesto de trabajo, aunque sólo fuera el del propio emprendedor, lo cual garantiza el aumento de la capacidad de consumo y la circulación monetaria. Todo está sujeto a lo económico. Por lo tanto, el apoyo de las entidades llegará desde el lado del talento y la innovación, con amplia vocación para generar dividendos. Si no existe un vínculo personal o un compromiso previo, es casi imposible vender una idea mediocre. Sin embargo, a pesar de estar siempre hablando de que abundan las ideas que no aportan valor al mercado, hay infinidad de iniciativas relevantes que apoyar, creativos sin parangón que están esperando su oportunidad. Si decidimos ir a luchar con ellos, más vale llevar una propuesta repleta de creatividad y talento.
Convencer es la clave de todo. No se puede convencer a nadie sin antes haber pasado por todo el proceso que se describe a continuación y, paradójicamente, no se puede llegar a las siguientes fases sin haber convencido antes para seguir.
Demostrar viabilidad es sumamente importante, porque presenta una base de solidez que garantiza el retorno de la inversión. La mejor forma de lograrlo es participando en actividades que aglutinan experiencias y aprendizaje, de camino a mejorar la calidad y las prestaciones.
Establecer contactos con otros emprendedores para aportar conocimientos y aprovechar las experiencias que puedan proporcionar ellos para el bien del negocio.
Identificar herramientas que faciliten el acceso a la financiación diversificada y al mercado, porque no es recomendable encomendar toda la energía al financiador, que puede retirar su apoyo en el momento menos oportuno.
Aplicar metodología participativa es una forma de acercarse a las nuevas tendencias, donde las propuestas cohabitan con sus clientes, con el fin de responder al instante a cualquier demanda del propio mercado. En esta fase es importante conseguir asesoramientos para diseñar un plan de viabilidad, marketing y ventas.
Acceder a programas de formación continua para reforzar las capacidades de gestión y garantizar estabilidad, porque carecer de ello puede acortar en demasía la vida del negocio, imposibilitando la sustentabilidad y generando grandes pérdidas.
Estudiar estrategias para el desarrollo de propuestas alternativas que ayuden a salir del atolladero cuando el plan inicial no da los resultados esperados. Esto se puede conseguir creando ideas reconvertibles en otras.
Seguir a @RoberttiGamarra
La creación de un producto está íntimamente relacionada con un puesto de trabajo, aunque sólo fuera el del propio emprendedor, lo cual garantiza el aumento de la capacidad de consumo y la circulación monetaria. Todo está sujeto a lo económico. Por lo tanto, el apoyo de las entidades llegará desde el lado del talento y la innovación, con amplia vocación para generar dividendos. Si no existe un vínculo personal o un compromiso previo, es casi imposible vender una idea mediocre. Sin embargo, a pesar de estar siempre hablando de que abundan las ideas que no aportan valor al mercado, hay infinidad de iniciativas relevantes que apoyar, creativos sin parangón que están esperando su oportunidad. Si decidimos ir a luchar con ellos, más vale llevar una propuesta repleta de creatividad y talento.
Convencer es la clave de todo. No se puede convencer a nadie sin antes haber pasado por todo el proceso que se describe a continuación y, paradójicamente, no se puede llegar a las siguientes fases sin haber convencido antes para seguir.
Demostrar viabilidad es sumamente importante, porque presenta una base de solidez que garantiza el retorno de la inversión. La mejor forma de lograrlo es participando en actividades que aglutinan experiencias y aprendizaje, de camino a mejorar la calidad y las prestaciones.
Establecer contactos con otros emprendedores para aportar conocimientos y aprovechar las experiencias que puedan proporcionar ellos para el bien del negocio.
Identificar herramientas que faciliten el acceso a la financiación diversificada y al mercado, porque no es recomendable encomendar toda la energía al financiador, que puede retirar su apoyo en el momento menos oportuno.
Aplicar metodología participativa es una forma de acercarse a las nuevas tendencias, donde las propuestas cohabitan con sus clientes, con el fin de responder al instante a cualquier demanda del propio mercado. En esta fase es importante conseguir asesoramientos para diseñar un plan de viabilidad, marketing y ventas.
Acceder a programas de formación continua para reforzar las capacidades de gestión y garantizar estabilidad, porque carecer de ello puede acortar en demasía la vida del negocio, imposibilitando la sustentabilidad y generando grandes pérdidas.
Estudiar estrategias para el desarrollo de propuestas alternativas que ayuden a salir del atolladero cuando el plan inicial no da los resultados esperados. Esto se puede conseguir creando ideas reconvertibles en otras.
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