A la hora de valorar el sector comercial más idóneo
para intervenir, es frecuente encontrarse con personas que nos recomiendan el suyo,
prácticamente garantizando el éxito si decidimos seguir sus consejos. Pero
escoger juiciosamente el nicho de mercado es vital para evitar un paso
en falso, porque las oportunidades son sumamente dinámicas, las tendencias son versátiles
y sólo se sobrevive a esos cambios con una interpretación eficaz de las
señales.
Como punto de partida de esa elección, se debería
localizar el epicentro de la actividad económica y desplazarse hacia él, para
tener garantías de moverse en la corriente por donde fluye el dinero. Esto se
consigue estando preparado para cerrar y abrir empresas continuamente,
adaptándolas al reclamo del mercado.
Lo siguiente es observar la capacidad de crecimiento
del sector identificado. En este sentido cabe mencionar que muchos apuestan,
actualmente, por actuar en Internet, por la característica del propio negocio, que
no demanda gran despliegue estructural, lo cual, a simple vista, apunta a
beneficios sumamente rápidos. Pero ¿es esto real? ¿Cuánto tiempo podrá
sobrevivir ese mercado? ¿Tiene capacidad para ir creciendo?
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Actualizarse según la dinámica del propio mercado es
una buena forma de afianzarse. A veces esos movimientos tan efectivos del
pasado, que habían generado éxito y dividendos, ahora resultan un problema, les
cuesta relacionarse con el nuevo sistema de consumo; por lo tanto, siempre que sea posible, es mejor
aprovechar las nuevas oportunidades y cambiar rápidamente la visión de las
cosas.
“Yo he renunciado a tener oficina o gastos de estructura, trabajo desde
casa, sin ningún empleado contratado”, me dijo una amiga con respecto a la nueva
tendencia de empresa, que va un poco más dirigida al autoempleo. Desde luego
viajando con poco atrezo es más fácil consolidarse y, quizá, incluso ofrezca
ventajas para abrir y cerrar negocios continuamente y sin trauma. Por lo tanto,
es importante tener en cuenta todos los conceptos.
El primer paso es tejer una estrategia que
garantice calidad, pero sin estar atado a ningún lastre que luego sea imposible
soltar, como pueden ser los compromisos de infraestructuras o las cargas
contractuales fijas.
En segundo lugar hay que identificar bien el
sector donde actuar, porque de esa manera se está yendo sobre seguro, moviéndose
en función de los conocimientos previos y no se derrocha tiempos en adquirir
nuevas habilidades sobre elementos desconocidos.
En tercer lugar la acción debe articularse
sobre una base realista. No se debe asumir esa incursión en el mercado como una
necesidad de conseguir dividendos desde el primer momento, porque, a pesar de desechar
los elementos que constituyen un lastre, hay un periodo largo de travesía por
el desierto, que configura la madurez de una propuesta.
En cuarto lugar es vital no creerse
todo lo que se dice sobre el sector escogido. Es natural percibir la euforia de
algunos a la hora de difundir su éxito, o al anunciar ganancias desde el primer
momento, o cuando alienta a invertir en negocios de Internet, argumentando que
no tiene coste y todo es beneficio. Nada de eso debe influir en la sensatez ni en
el sentido común, porque nada de eso es verdad.
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