@morguefile |
Para ser completamente honesto, nadie plantea
asociarse situando su foco de interés inicial en la posibilidad de fracasar. Es
natural rehuir cualquier mención al fracaso, pero la hipótesis es real, está al
acecho para echarse encima cuando menos se le espera. Por esta razón quienes
han padecido la decepción en el pasado, saben afrontan mejor ese momento de
debilidad, porque ya han pasado por ello. Aunque la experiencia negativa no
otorgue ninguna ventaja, es bueno conocer las claves para asociarse bien.
A la hora de emprender cualquier elemento constituye
aprendizaje que ayuda a saber qué camino es mejor evitar. Cuando se decide
crear una sociedad, según entiendo, es complicado establecer una previsión
antes de empezar, porque en la relación entre personas no siempre se trasluce,
a primera vista, el verdadero valor.
Además, cada vez es más frecuente emprender para
escapar de una realidad. Esto ocurre cuando la persona se harta de su ocupación
y cree que ha llegado la hora de independizarse. Entonces se encarama a la
falsa idea de que ya se ha fogueado bastante, asumiendo suficiente responsabilidad
en el ejercicio de sus tareas, donde se ha visto empujada a batallar con los
problemas diseñando sus propias estrategias para aumentar los dividendos de
otros. Por lo tanto, eso cree la persona, no será tan difícil hacerlo para
beneficio propio y, además, ha encontrado el compañero perfecto con quien
asociarse. Algún conocido que ya había estado gestionando su propia empresa, y
que también desea empezar de nuevo, etc. ¿Es esto suficiente para emprender en
sociedad? A mi entender, no.
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Un lector, a quien agradezco su contribución, me
aportó la definición ideal del proceso diciendo que para asociarse es necesario conocimiento y sensibilidad para actuar con
el talento ajeno. Ese es el secreto, aunque no el único. Mi experiencia
como inversor en bolsa de valores me ha posibilitado utilizar alguna de las
reglas de ese trabajo para fijar las claves iniciales, según entiendo, para
asociarse:
- Establecer límites antes de empezar,
sobre todo aquellos relacionados con el apartado económico, y que puede
poner en riesgo la estabilidad familiar. Esto significa saber hasta dónde
se tolerará la pérdida y llegado a qué punto se dejará de aportar recursos
propios o de endeudarse, porque es poco recomendable caer en la falsa idea
de que endeudándose más se puede solventar las deudas.
- No perder de vista
los objetivos de la asociación, con independencia de la capacidad económica del
socio. En todo movimiento comercial debe primar los beneficios, por lo
tanto los movimientos que conducen a pérdidas
deben ser eliminados, y si el propio negocio depende de ello, también
debe ser eliminado. Actuando de esta manera se demostrará el grado de
madurez de los participantes.
- No buscar culpables
externos es fundamental. Pese al desigual nivel de aportación entre los
socios, no se debe perder de vista que al asociarse con otra persona, a
pesar de creernos conocer sus cualidades, no las conocemos, por lo tanto en
el proceso de asimilación de las dificultades, es mejor no echar la culpa
al otro, aunque las evidencias nos den la razón, sino buscar alternativas
para aumentar el valor de las aportaciones en lugar de quemarlas por culpa
de disputas absurdas.
- Ser flexible al asumir los roles genera una retroalimentación positiva a la hora de absorber y mejorar los recursos de gestión conjunta. Para el desarrollo eficiente de la unión se debe asumir el compromiso de aportar, no de imponer, aunque muchas veces creamos que haciéndolo todo irá mejor; quizá en la práctica sea así, pero desautorizando a nuestro socio será como rompamos la armonía. Si el propósito es imponerse siempre, no es necesario tejer sociedades, sino ir por libre.
- Saber poner fin al problema es una gran ventaja. Tomar la decisión de romper la sociedad en el momento justo impedirá el crecimiento de los procesos inútiles como las disputas legales, la asunción de responsabilidades que ya no solucionan nada. Muchas veces este modelo lleva a acabar con el negocio, incluso bajo la intimidación del socio para seguir, porque las consecuencias de tardar en tomar la decisión pueden ser catastróficas.
Éstos son sólo algunos de los puntos que se debe tener en cuenta la hora de asociarse. Lógicamente, aún quedan muchos otros relativos a las personas que iremos viendo en futuros artículos.
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