En el artículo anterior abordábamos las barreras que
muchas veces impiden a un empresario a optar por un puesto de trabajo. En esta
ocasión nos toca invertir los papeles, y valorar las posibilidades de una
persona que pasa de ser empleado a empresario, sin haber pasado por la
debida formación que se le supone a una acción de estas características.
Cuando una persona desconoce lo que asume, puede
adolecer de manejos básicos de gestión, como el económico, que no se adquiere de
la noche a la mañana. Toda gestión relacionada con cuadrar números, requiere de
ciertos conocimientos formales. Algunos no quieren reconocer esta realidad y
afirman que cualquiera es capaz de controlar los flujos de gastos e ingresos,
pero a la larga un mal planteamiento de los movimientos económicos acaban por
llevarse por delante todo el esfuerzo y la ilusión del empresario. Por lo
tanto, es imprescindible tener esa formación o rodearse de personas capaces de
controlar el área económico.
Enlaces relacionados
- Empresario a empleado - ¿Dónde me he metido? - Mis derechos son tus obligaciones - Trabajar en equipo - El disfraz del despido - ¿Es denigrante trabajar? |
No es ningún desprestigio no saber administrar un
proyecto, sino todo lo contrario, debe constituir una señal para tomar medidas.
Es verdad que hoy día existen muchos profesionales sumamente formados, con un
curriculum envidiable, pero no existe un escenario mejor para aprender y
aplicar lo aprendido que la propia experiencia sobre el terreno, enfrentándose
a situaciones reales donde los errores se pagan, porque esa experiencia es la
que lleva al éxito futuro.
La falta de experiencia no es un defecto, más bien
constituye un aliciente para aprender nuevos procedimientos. Y la experiencia
se consigue estando al frente de la acción, asumiendo los límites personales y
yendo a buscar nuevos horizontes. Quien se conforma con lo que tiene cuenta con
dos posible problemas, primero, nunca sabrá si al otro lado existen mejores o
peores condiciones, si se crece más o menos, y segundo, a largo plazo acabará
muriendo con lo puesto, porque el mundo de los negocios requiere asumir retos,
adaptarse a los cambios, actualizarse, lo cual se consigue poniéndose enfrente de
la acción.
No es fácil cambiar de papel, pasar de recibir
órdenes a darlas. Ésta es la primera dificultad que debe superar un nuevo
empresario. Porque asumir una dirección sin cambiar los procedimientos anteriores,
es decir, intentar gestionar una empresa sin convertirse en empresario,
dificulta exigir a los empelados el cumplimiento de sus responsabilidades, con
todas las consecuencias. Un empresario deja de ser empelado y en muchos casos
incluso deja de ser amigos de sus empleados, y ese es un paso que hay que dar,
porque está en juego los recursos personales.
Algunos cometen el error de considerarse un experto
en la gestión administrativa y asumen compromisos contractuales sin mirar sus
posibles consecuencias o sin medir si el esfuerzo es proporcional al salto que
se intenta. No siempre se puede invertir o gastar a ciegas, porque hacerlo
aumente enormemente los riesgos a perder lo ganado. Además, cuando se realiza
una acción sin haberlo planificado antes, cuando surgen las dificultades no
queda otra alternativa que improvisar, y por desgracia, en los negocios cabe
muy pocas veces la improvisación.
imagen: @morguefile
Tweetear
Seguir a @RoberttiGamarra
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe un comentario. Solo pido moderación y respeto.