¿Qué posibilidad tiene una pequeña empresa de
expandirse? O mejor dicho ¿Debería una pequeña empresa preocuparse en la
expansión de su marca? ¿Es ésta la escalera que lleva al éxito? Desde el punto
de vista empresarial, diseñar un negocio que sólo se deba a su estructura
original es una barrera que imposibilita evolucionar, porque las medidas que
determinan la satisfacción por equilibrar la inversión y el resultado están muy
cerca del plan trazado al principio, incluso puede que la inversión inicial sea
tan pequeña que cuando se haya cubierto el gasto, el empresario ya se dé por
satisfecho y abandone la posibilidad de crecer. Por todo esto, es importante
conocer el alcance de la expansión para incrementar el valor de la
marca, integrándola eficazmente dentro de una estructura dinámica y en continua
evolución.
Una idea debe estar preparada para adaptarse al
crecimiento de su masa social. Una propuesta dinámica asimila los cambios hacia
arriba, pone la estructura al servicio de los movimientos que se producen en su
masa social, de modo que si ésta crece, también la estructura crece
proporcionalmente, porque de lo contrario corre el riesgo de no asistir a la
demanda el entorno o, en cualquier caso, ofrece un servicio deficiente.
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Cuando se plantea un negocio se debe pensar en todas
las fuentes de recursos, además de estar dispuesto a utilizarlos
prioritariamente para satisfacer la petición de los compradores. Una estrategia
intuitiva posibilita introducir cambios compatibles con la demanda, asumir el
crecimiento de calidad sin perder el fundamento, cambiar el sistema de gestión
de pequeña escala a gran escala, aparte de aumentar los recursos humanos como
la infraestructura. En síntesis, todo se basa en perder el miedo a crecer,
porque el peor compañero de viaje es el conformarse con lo conseguido hasta ese
momento. El miedo no es más que la incapacidad de mirar más allá del
conformismo.
A continuación, cuando el crecimiento ya es una
realidad, se debe cambiar la forma de visualizar la naturaleza de los recursos,
separar los bienes imprescindibles de los menos necesarios, e invertir estos
últimos en las necesidades más inmediatas, con el objetivo de adaptar la oferta
a las demandas personalizadas. Este equilibrio en el manejo de los recursos posibilitará
crecer sin perder la estabilidad. Cubrir las necesidades de forma
individualizada posibilitará que cualquiera que se acerque al negocio encuentre
lo que necesita. No hay peor publicidad para una marca que aquella donde un
cliente manifiesta su demanda y la empresa le comunica que no está capacitada
para responder adecuadamente.
Los cambios deben ser dinámicos, capaces de
integrarse con la idea original sin desfigurarla. No estamos hablando de
transformar el producto o la marca, sino de evolucionar, de crecer conservando
la identidad y el plan original. Estamos hablando de cubrir más mercado, de
responder con rapidez y eficacia a la demanda cada vez más exigente que se
genera en el entorno del negocio.
Por
último, en ese proceso de expansión de la marca cobran una vital importancia
las redes de contactos, que también crece cada día en proporción a la evolución
empresarial. Un empresario inteligente debe saber utilizar esa red de contacto
para colocar sus productos o su marca en plataformas diferentes al suyo,
complementarlos con otras iniciativas. Encontrarse con campo diferente al
habitual es la forma idónea de participar y de hacerse conocer. Es la forma de
expandir la influencia de la marca a mercados que son inaccesibles si uno sólo
piensa en mantener lo conseguido.
imagen: @morguefile
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