Una vez desaparecidas las entrevistas de trabajo
personalizadas, es importante tener en cuenta los manejos de las audiencias en
grupo, donde es imposible demostrar el valor personal o la experiencia, es
vital adaptarse a los requerimientos de la empresa y competir desde el primer
momento. No queda otro camino si se pretende tener opción al puesto ofertado.
Ciertamente, una excesiva exposición es tan perjudicial como un retraimiento desmedido, porque los pocos minutos disponibles deben ser suficientes para convencer al responsable de los recursos humanos. Es sumamente complicado competir cuando hay personas mucho más experimentadas en ese tipo de situación, sobre todo si se acude por primera vez a una entrevista grupal. Pero, no se debe perder de vista que si los demás han asistido a muchas entrevistas, al final es una ventaja, porque demuestra que no se han quedado mucho tiempo en la empresa donde han sido contratados, un dato con lo que también cuentan los responsables de la selección final.
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Estar preparado para recibir ataques es una
ventaja. Hay candidatos que acuden con la intención de eliminar a la
competencia en la misma entrevista de grupo, por lo que es esencial contar con
ello, y saber defenderse. Además, esa realidad, la competencia desleal, no se
aleja demasiado de los problemas que pueden aparecer una vez se consiga el
trabajo, sobre todo en empresas de gran envergadura, donde los objetivos están
sujetos al cumplimiento de propósitos económicos.
No intentar imponer ningún sistema de trabajo ni ideas preestablecidas. Muchas veces se intenta asumir una honestidad demasiado estricta, declarando que se apuesta por un sistema que discute los procedimientos corporativos. En realidad, estas empresas buscan trabajadores de demostrada flexibilidad para asimilar los conceptos del producto, donde se debe combinar la experiencia, la lealtad a la propuesta, compromisos con los protocolos, etc. Contradecir de entrada estas normas es una demostración de posibles conflictos en el futuro, lo cual empobrece la candidatura.
Ser realista es una obligación, en todos los sentidos. La primera declaración que se debe evitar en una entrevista es decir que se puede realizar cualquier tipo de trabajo. Las empresas, hoy en día, buscan personas capaces de comprometerse, de integrarse en el producto, lo cual conlleva especializarse en la propuesta, y alguien que se presenta como un elemento capaz de asumir varios compromisos, puede interpretarse como una intención desmedida por conseguir el trabajo. La ansiedad no aporta firmeza a la candidatura.
Ser honesto también es importante. Saber si uno está capacitado o no para desarrollar las tareas que se ofertan, y decirlo en la reunión, es una gran virtud. Muchos caen en el error de asegurar que están abiertos a asumir cualquier tarea, lo cual no suele ser realista. Por lo tanto, es mejor ser honesto y reconocer la incapacidad, porque eso suma más punto que la arrogancia.
Contar los conocimientos y no inventarse nada. Un comportamiento complicado teniendo en cuenta lo inflado que están los curriculums hoy en día. Sin embargo, es determinante apuntar sólo la experiencia que se tiene y las tareas que se ha desarrollado, porque eso proporciona seguridad a la hora de hablar del conocimiento, sin descubrir brechas en el argumento, de este modo todos constatarán que se habla de temas que se domina y las posibilidades de mejorar el desempeño suben sustancialmente.
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Ser realista es una obligación, en todos los sentidos. La primera declaración que se debe evitar en una entrevista es decir que se puede realizar cualquier tipo de trabajo. Las empresas, hoy en día, buscan personas capaces de comprometerse, de integrarse en el producto, lo cual conlleva especializarse en la propuesta, y alguien que se presenta como un elemento capaz de asumir varios compromisos, puede interpretarse como una intención desmedida por conseguir el trabajo. La ansiedad no aporta firmeza a la candidatura.
Ser honesto también es importante. Saber si uno está capacitado o no para desarrollar las tareas que se ofertan, y decirlo en la reunión, es una gran virtud. Muchos caen en el error de asegurar que están abiertos a asumir cualquier tarea, lo cual no suele ser realista. Por lo tanto, es mejor ser honesto y reconocer la incapacidad, porque eso suma más punto que la arrogancia.
Contar los conocimientos y no inventarse nada. Un comportamiento complicado teniendo en cuenta lo inflado que están los curriculums hoy en día. Sin embargo, es determinante apuntar sólo la experiencia que se tiene y las tareas que se ha desarrollado, porque eso proporciona seguridad a la hora de hablar del conocimiento, sin descubrir brechas en el argumento, de este modo todos constatarán que se habla de temas que se domina y las posibilidades de mejorar el desempeño suben sustancialmente.
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