@morguefile |
En la sociedad actual, donde los pequeños detalles
transforman la realidad o deforman los mensajes, por lo visto, es sumamente importante
estar atento para saber qué piensan los demás y luego actuar. Trasladado
este fenómeno al ámbito empresarial, su valor y sus consecuencias se
multiplican infinitamente, de modo que pasan a formar parte de las grandes
estrategias comerciales de muchas empresas. Sinceramente, no se consigue gran
cosa con ello, pero todo el mundo lo tiene en cuenta.
La sustitución de la importancia de las prioridades
suelen manifestarse en las acciones más simples, en este caso se revela en la
necesidad de suponer lo que piensan los demás, para actuar en consecuencia. En
definitiva, se toma una referencia falsa como verdadera y se establece a partir
de ese punto la base de actuación.
Enlaces relacionados
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Los emprendimientos no son ajenos a esta realidad. Si
alguien siente la cercanía de un competidor, se le sube la sangre a la cabeza,
se pone ciego de rabia, cree que viene a apoderarse de su producto y a aprovecharse
de su estrategia. Un error inevitable, aunque no siempre explicable. En lugar
de suponer que a lo mejor el competidor se ha acercado por necesidad, que
realmente está interesado en consumir el producto, uno piensa lo contrario, predisponiendo
toda su actuación a una base viciada y malintencionada.
¿Por qué actuamos de esta manera? ¿Por qué la premisa de todo el movimiento debe ser la maldad, la mala intención o la trampa? Quizá el problema, el verdadero problema, sea el establecimiento erróneo del foco del objetivo; en lugar de mirar desde una perspectiva constructiva se tiende a mirar desde lo destructivo, se impone lo negativo en las conclusiones, en lugar de actuar positivamente.
Por lo tanto, mientras no se sea consciente de que es mejor dedicar el tiempo en examinar las fortalezas de uno mismo, en procurar identificar las flaquezas y mejorarlas, es imposible superar la barrera psicológica que reprime la creatividad y dispone a la persona a la falsa idea de mirar primero a los demás, protegerse y luego actuar. En realidad, el sistema debería ser, mirar lo que uno tiene, incrementarlo, y actuar. Como se ha visto, en ningún momento se menciona a los demás, por lo tanto ese componente no es tan importante como se quiere creer.
Por otro lado, el miedo a perder la iniciativa sobre una propuesta o producto, también es irreal. No siempre la competencia se acerca a observar, para luego intentar poner en marcha la misma actividad. Por lo tanto, se debe considerar lo siguiente:
¿Por qué actuamos de esta manera? ¿Por qué la premisa de todo el movimiento debe ser la maldad, la mala intención o la trampa? Quizá el problema, el verdadero problema, sea el establecimiento erróneo del foco del objetivo; en lugar de mirar desde una perspectiva constructiva se tiende a mirar desde lo destructivo, se impone lo negativo en las conclusiones, en lugar de actuar positivamente.
Por lo tanto, mientras no se sea consciente de que es mejor dedicar el tiempo en examinar las fortalezas de uno mismo, en procurar identificar las flaquezas y mejorarlas, es imposible superar la barrera psicológica que reprime la creatividad y dispone a la persona a la falsa idea de mirar primero a los demás, protegerse y luego actuar. En realidad, el sistema debería ser, mirar lo que uno tiene, incrementarlo, y actuar. Como se ha visto, en ningún momento se menciona a los demás, por lo tanto ese componente no es tan importante como se quiere creer.
Por otro lado, el miedo a perder la iniciativa sobre una propuesta o producto, también es irreal. No siempre la competencia se acerca a observar, para luego intentar poner en marcha la misma actividad. Por lo tanto, se debe considerar lo siguiente:
- Nadie puede acceder al 100% de la estructura de un producto,
por lo tanto es imposible copiarlo, porque el fundamento de todo está en manos
del creador.
- Es vital estar seguro de lo que se hace; de esa
manera no existe ningún riesgo de perder el estribo de la realidad, único hilo
conductor al éxito. El creador de una iniciativa, al conocer el origen de esa
creación, tiene mejores posibilidades para introducir modificaciones o mejoras
en la estructura del producto.
- Si existe interés en lo que se ha creado, sólo ese
detalle constituye un éxito, porque generar interés en lo demás es el primer
objetivo de una creación, y si ese interés se genera en la competencia, mucho mejor.
Generar una acción sin predisponerse a los designios de
otros es la situación ideal para imponer la idea en el mercado. Y es la forma
de conservar su fundamento hasta el final, haciéndola única e insustituible.
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