@morguefile |
Asistí
en estos días a varias ponencias para relevar al sistema de consumo de nuestra
sociedad. Todas las alternativas se nutren de un fundamento común: renunciar a
la moneda tradicional, crear otros sistemas de pagos o intercambios, con el
objetivo de evitar el endeudamiento de las personas y permitirles consumir
productos fabricados por ellos mismos, como forma de sacudirse el peso real de la deuda.
El planteamiento, inicialmente, suscita dudas sobre cuestiones como:
¿Qué pasa con la deuda ya contraída? Una cosa es desengancharse del sistema actual, pero otra muy distinta conseguir liberarse del compromiso adquirido. Y si eso no fuese posible ¿cómo quedan quienes ya están endeudados a día de hoy? o ¿cómo proponer una alternativa de negocio en un mercado completamente dominado por las monedas tradicionales? Es evidente que será necesario crear un nuevo círculo de consumo y producción, pero ¿en qué se sostendrá todo eso?
El planteamiento, inicialmente, suscita dudas sobre cuestiones como:
¿Qué pasa con la deuda ya contraída? Una cosa es desengancharse del sistema actual, pero otra muy distinta conseguir liberarse del compromiso adquirido. Y si eso no fuese posible ¿cómo quedan quienes ya están endeudados a día de hoy? o ¿cómo proponer una alternativa de negocio en un mercado completamente dominado por las monedas tradicionales? Es evidente que será necesario crear un nuevo círculo de consumo y producción, pero ¿en qué se sostendrá todo eso?
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Optar
por la nueva opción provocaría alejarse del circuito comercial actual para
acudir a círculos más pequeños, en muchos casos insignificantes. ¿Cuántos de
nosotros estarían convencidos a hacerlo?
Sin embargo, llegado el momento habrá que tomar una decisión, decidir dónde se quiere estar. Para aquellos que están cayendo paulatinamente a la pobreza absoluta, ésta sería una salvación, pero de un encaje económico casi improbable.
Es ingenuo, a día de hoy, pensar en una combinación de las dos propuestas, ya que no existen instrumentos que resuelvan la interdependencia. Veamos, para poner en marcha un negocio, con el sistema de financiación actual, el empresario está obligado a interactuar con otros empresarios, que exigen la moneda tradicional en el ejercicio de la transacción. Por lo tanto se crea una barrera que imposibilita aportar un tipo de moneda en la adquisición del producto y requerir otro sistema en la venta, ya sea el intercambio o bonos, porque éstos últimos no permiten recuperar la inversión.
Entonces, ¿estamos hablando de renunciar al sistema económico actual? Muchos se han preguntado ya si no será mejor luchar para reducir el poder de los bancos y actuar globalmente contra la tiranía del actual sistema financiero, antes de exponerse a una nueva alternativa que aún no es capaz de garantizar estabilidad o nivel de eficacia.
Según comentan los expertos, el sistema económico actual se alimenta de la deuda de los ciudadanos, lo cual tiene mucho sentido, teniendo en cuenta los intereses que se aplican en las operaciones de particulares. Es esta voracidad lo que crea un escenario donde una persona al adquirir una deuda, con un ingreso básico, sea incapaz de responder a los compromisos, por lo que la única forma de pagarlas es endeudándose aún más.
Seguir a @RoberttiGamarra
Sin embargo, llegado el momento habrá que tomar una decisión, decidir dónde se quiere estar. Para aquellos que están cayendo paulatinamente a la pobreza absoluta, ésta sería una salvación, pero de un encaje económico casi improbable.
Es ingenuo, a día de hoy, pensar en una combinación de las dos propuestas, ya que no existen instrumentos que resuelvan la interdependencia. Veamos, para poner en marcha un negocio, con el sistema de financiación actual, el empresario está obligado a interactuar con otros empresarios, que exigen la moneda tradicional en el ejercicio de la transacción. Por lo tanto se crea una barrera que imposibilita aportar un tipo de moneda en la adquisición del producto y requerir otro sistema en la venta, ya sea el intercambio o bonos, porque éstos últimos no permiten recuperar la inversión.
Entonces, ¿estamos hablando de renunciar al sistema económico actual? Muchos se han preguntado ya si no será mejor luchar para reducir el poder de los bancos y actuar globalmente contra la tiranía del actual sistema financiero, antes de exponerse a una nueva alternativa que aún no es capaz de garantizar estabilidad o nivel de eficacia.
Según comentan los expertos, el sistema económico actual se alimenta de la deuda de los ciudadanos, lo cual tiene mucho sentido, teniendo en cuenta los intereses que se aplican en las operaciones de particulares. Es esta voracidad lo que crea un escenario donde una persona al adquirir una deuda, con un ingreso básico, sea incapaz de responder a los compromisos, por lo que la única forma de pagarlas es endeudándose aún más.
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