El emprendimiento no sabe de edad
© TEJEDERAS. El País.com |
Hay que reconocer que en España también se están
haciendo progresos en términos de encuentros
entre emprendedores e innovación; no todo se deja a la voluntad o al capricho
del destino, a que los ciudadanos se conviertan en emprendedores
a la fuerza. Muchos hablan de la fuga de cerebros, sólo porque algunos hacen todo lo posible por hacerla realidad. Cada vez son más los que comprenden que uno de los
instrumentos para lograr el éxito es trabajar en función de las oportunidades
que ofrece el mercado. Estar atento a la tendencia, proponer un plan con
posibilidad real de negocio.
Enlaces relacionados
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Si se saltan los pasos no vale de nada dar vueltas
sobre una idea, porque existe alto porcentaje de fracaso. Pero una vez asumido,
sólo queda creer en la propuesta, visualizarla con perspectiva, convertir esa
demanda en un negocio real. Partir de la comprensión de que emprender es un
proceso que hay que saber gestionar. No se trata de pensar en estructuras o
propuestas disparatadas para imponérselo al mercado, sino justo al revés, crear
a partir del mercado, no hacia él.
Las oportunidades están siempre presentes en todas partes, sólo necesitamos estar atentos para
captarlas. Desagraciadamente en muchos casos esa falta de pericia para darnos
cuenta de lo que nos está pidiendo el entorno del consumo nos lleva a perder la
oportunidad. Pero si lo identificamos, nunca debiéramos de renunciar a actuar.
Imaginemos que somos exploradores en pleno viaje por la jungla y de repente nos
encontramos junto a un gran acantilado, con más de 50 metros de abertura entre
una orilla y otra, pero con dos cuerdas que cruzan ese vacío firmemente sujetas
en cada lado. ¿Cuál sería la mejor opción para cruzar? El 70% de exploradores mirará
en la cascada de agua que cruza furibunda por debajo y resolverá recorrer
kilómetros para rodearlo, decididos a no exponerse al evidente peligro. El 10%
se quedará largo rato mirando sin saber qué hacer, lo tienen delante, pero no
son capaces de discernir entre la mejor o la peor decisión. Otro 10% lo habrá
encontrado pero ni siquiera habrá contemplado la posibilidad de aprovecharlo.
Dos cuerdas atadas de lado a lado no significarán nada para ellos. Un 7% se
habrá lanzado a la carrera hacia la cuerda nada más verlas, convencidos de
haber encontrado el camino más corto para cruzar al otro lado, ansiosos por
llegar el primero antes de que las cuerdas se gasten y acaben por romperse
dejándoles sin el preciado atajo. Pero lo habrán hecho con excesivo ímpetu, sin
considerar los riesgos y acabarán precipitados en la corriente que los habrá
llevado para siempre. Sólo el 3% de los exploradores se tomará el tiempo en
valorar las condiciones de ese paso, el grosor de la cuerda, los metros que
separan una costa de otra, y al final habrán cruzado con todos los detalles
estudiados, consiguiendo así realmente acortar el camino al otro lado. Este
ejercicio de identificar y aprovechar la oportunidad es fundamental para
conseguir el objetivo sin dejar los recursos por el camino.
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